Se
trata de personas en las que la respuesta que debe realizar el colon y
el intestino delgado a diversos estímulos (estrés, toma de alimentos,...)
está alterada.
En
una enfermedad frecuente entre los 20 y 50 años, aunque puede darse a
cualquier edad.
Los
Síntomas
1.
Dolor o molestia abdominal que generalmente se asocia a una variación
de la frecuencia y/o consistencia de las deposiciones. Casi siempre, este
dolor se alivia con la defecación.
2.
Frecuentes alteraciones hacen que la defecación siga un modelo irregular,
tanto en lo que se refiere a su frecuencia ( diarrea y estreñimiento alternante),
a la consistencia ( heces duras, sueltas o acuosas), o a su proceso (con
esfuerzo, con urgencia, con sensación de defecación incompleta).
3.
Excreción
de moco junto a las heces.
4.
Sensación
de hinchazón abdominal.
Diagnóstico
El
médico se basará fundamentalmente en la historia clínica que el paciente
le refiere. La exploración física es en la mayoría de los casos normal,
aunque algunas veces hay dolor cuando se palpa la zona del colon.
En
los pacientes que tienen afectados el intestino delgado, la palpación
de la zona del ombligo o del estómago puede provocar que parezcan los
síntomas de la enfermedad.
En
muchos casos, los pacientes tienen antecedentes de enfermedades tales
como alergia, cefalea (dolor de cabeza), enfermedad renal o enfermedades
de las articulaciones.
Se
realizan pruebas diagnósticas tales como análisis de sangre, de orina
y de heces, y pruebas radiológicas, cuyo objetivo es descartar que exista
alguna enfermedad orgánica que justificara la aparición de los síntomas.
Si fuera así, no podríamos hablar de un trastorno simplemente funcional
y no sería por tanto un colon irritable.
Tratamiento
y Recomendaciones a Seguir
El
tratamiento debe adaptarse a cada paciente en función de cómo se manifieste
en él la enfermedad, ya que dicha manifestación es muy variable de unos
paciente a otros, por lo que lógicamente, los tratamientos también sufrirán
variaciones de un paciente a otro. Por tanto, será el médico quien en
función de que la sintomatología predominante sea el estreñimiento, la
diarrea o el dolor acompañado de gases y distensión, prescribirá la medicación
que considere más oportuna.
En
lo referente a la dieta, es importante recordar que las fibras mejoran
siempre los cuadros caracterizados por estreñimiento y dolor abdominal.
Es importante que el paciente observe si determinados productos como la
lactosa, la cafeína, las grasas, el alcohol, el sorbitol o las alubias,
cuando son ingeridos desencadenan la aparición de los síntomas. Si fuese
así, es evidente que la recomendación es eliminarlos de la dieta habitual.
Es
recomendable que aquella persona que padezca esta enfermedad del colon
irritable, evite en todo lo posible realizar vida sedentaria, que favorece
la aparición del estreñimiento. Se aconseja realizar actividad física,
por supuesto siempre adaptada a la edad del paciente.
Siempre
que sea posible, deben evitarse todas aquellas situaciones que supongan
un estrés psíquico o físico para el paciente. Estas situaciones suelen
ser desencadenantes de crisis en la enfermedad.
Es
importante que el paciente comprenda que su enfermedad es algo real. Que
sea funcional no quiere decir que no sea realmente una patología. Debe
entender que su intestino es excesivamente sensible a determinados estímulos
(ciertos alimentos, cambios hormonales, estrés,...) y que por ello debe
aprender a vivir con las características de su enfermedad, teniendo claro
en todo momento que no es indicio de patología grave ni que requiera cirugía.
En
resumen, si padece colon irritable debe recordar que:
- Dieta rica en fibras, evitando
los productos que desencadenen los síntomas.
- Uso profiláctico de medicamentos
siguiendo siempre los consejos de su médico.
- Hacer ejercicios regularmente.