Síntomas
El
síntoma clave es el dolor cervical. No obstante, es preciso distinguir
dos situaciones bien distintas: el dolor agudo y el dolor crónico.
El
dolor cervical agudo no dura más de 6 semanas. Puede ser debido a las
mismas causas que el dolor crónico, pero una vez tratado desaparece por
completo, aunque al cabo de un tiempo (meses o años) pueda volver a reaparecer.
El cuadro más conocido en la tortícolis aguda. Aunque se cree que esta
forma de dolor cervical tiene su origen exclusivamente muscular, la realidad
es que muchos pacientes con artrosis han tenido al principio cuadros de
tortícolis aguda.
El
dolor cervical crónico es el que origina mayores problemas, tanto para
el paciente como para el médico. Para este último, porque a pesar de que
se trata de una dolencia sin una especial gravedad, con cierta frecuencia
es sumamente complicado dar con el tratamiento idóneo que alivie las molestias.
Este tipo de dolor es más frecuente por las mañanas, recién levantado
de la cama y suele mejorar con la actividad diaria.. Sin embargo, los
pacientes con dolor cervical crónico pueden presentar cualquier patrón
de dolor, así, hay enfermos en los que el dolor es más intenso por la
noche y otros empeoran con el trabajo diario.
Finalmente,
existen casos en los que la artrosis cervical comprime una raíz nerviosa.
Cuando esto sucede el dolor se va a extender a uno de los miembros superiores,
siendo raro que aparezcan en los dos a la vez; también aparecerán otros
síntomas muy típicos como son los hormigueos en las manos, en la inmensa
mayoría de los casos, se deben a otras circunstancias de escasa importancia.
Diagnóstico
El
diagnostico de la cervicoartrosis es muy sencillo, un simple interrogatorio
sobre las características del dolor, una exploración clínica del cuello
que valore tanto la movilidad como la existencia de puntos dolorosos y,
finalmente, unas radiografías de la columna cervical, pondrán en evidencia
la existencia de artrosis cervical.
Tratamiento
El
tratamiento de la cervicoartrosis tiene que ser multidisciplinario. Esto
quiere decir que para intentar tener éxito habrá que atender las diferentes
causas que inciden en el dolor.
-Por
un lado, es esencial que la columna tenga un grado de movilidad aceptable,
por lo que es aconsejable realizar diariamente ejercicios. Además, estos
ejercicios también servirán para fortalecer la musculatura del cuello,
lo cual es fundamental cuando hay que mantener la cabeza fija en una
postura determinada durante largo tiempo, por ejemplo al escribir a
máquina.
-Habrá
que tener en cuenta el trabajo que realiza el paciente y en caso de
que éste sea contraproducente para la columna cervical, instruirle
a mantener el cuello en posición correcta. Se aconseja que cada
1 ó 2 horas se interrumpa la postura y se realicen unos breves
ejercicios de movilización.
-Valorar
si el paciente duerme en una postura correcta y si está expuesto
a corrientes o al frío. Las almohadas especiales (en mariposa)
suelen ser útiles.
-Valorar
el estado emocional. Si hay estrés, ansiedad o síntomas
depresivos. Todas estas situaciones influyen de forma muy desfavorable
en el dolor cervical.
-La
utilización de collarines suele ir precedida de una maniobra
de estiramiento, y debe restringirse para los casos agudos o los crónicos
rebeldes al tratamiento. En cualquier caso, su uso debe realizarse durante
periodos cortos y una vez que el dolor mejora retirarlo, ya que de otra
forma la columna perderá movilidad.
-La
aplicación de otras medidas como calor local, por cualquiera
de los sistemas conocidos, puede ayudar a aliviarlas molestias.
-Finalmente,
todo ello se complementará con la toma de analgésicos
simples o antiinflamatorios, en función de la intensidad del
dolor, durante periodos breves de tiempo. Estas medicaciones suelen
ser eficaces en los casos agudos, pero no tanto en los casos crónicos.
La
Cirugía
La
inmensa mayoría de los dolores cervicales no son susceptibles de tratamiento
quirúrgico. Unicamente cuando existe la comprensión de una raíz nerviosa
y el tratamiento médico ha fracasado se puede plantear realizar cirugía.
Pero hay que dejar bien claro que esto sólo sucede en una mínima parte
de las cervicoartrosis.
Resumiendo,
podemos decir que el dolor cervical es un síntoma muy frecuente. En su
origen, además de la propia artrosis, inciden otros factores de carácter
laboral, postural, psicológicos, etc. Todo ello hace que en algunos casos
las soluciones para aliviarlo sean complejas. No obstante, la inmensa
mayoría de los dolores cervicales se solucionan con medidas muy sencillas.